Propiedades de la frutilla o fresa

Es una fruta de riquísimo aroma y que resulta deliciosa al paladar.

La podríamos definir como una fruta sensual ya que es de por sí seductora.
Solo mirarla nos enamora y no podemos resistirnos a ella, ya que emana de toda ella una atracción especial y difícil de vencer.

Y si a esto le sumamos el aroma y el sabor que tiene cuando está madura, podemos decir que su seducción es total. Tiene un toque de distinción que la hace la elegida entre muchos.
Es sin lugar a dudas una de las frutas más alabadas por los consumidores.

Se puede emplear para una simple ensalada de frutas o como protagonista principal en la decoración de un postre o integrándola a una ensalada.
Las frutillas o fresas son plantas relativamente fáciles de cultivar y pertenecen a la familia de las rosáceas al igual que las frambuesas.

Ya eran conocidas por los griegos y los romanos quienes no la cultivaban pero sí la recogían de los bosques como planta silvestre.
Recién en estos últimos años se comenzó a cultivar en gran escala y por lo tanto a hacerse más conocida por su sabor y sus virtudes.

Esta fruta pequeña y carnosa es de gran valor para nuestro organismo ya que tiene propiedades muy interesantes y buenas de conocer.
Posee gran cantidad de vitamina C, es diurética, laxante, tónica, refrescante y tiene una cualidad muy interesante es desintoxicante.

Cuenta con muy pocas calorías por lo tanto se trata de un alimento que no engorda (comiéndolas solas).
Ayuda a la eliminación del ácido úrico.

Esto se debe a la cantidad de ácido salicílico que contiene y esto ayuda a eliminar mediante la orina el exceso de ácido úrico que forman quienes padecen de artritis, reuma o gota. Favorece por lo tanto a quienes padecen trastornos reumáticos.

Influye también en mejorar el funcionamiento del hígado, vesícula y riñones.
Tiene alto contenido en sílice y eso ayuda a limpiar la sangre y ayuda a los riñones.

Para quienes tienen problemas de estreñimientos y hemorroides es importante consumirlas en cantidades considerables ya que sus pigmentos, semillas o pepitas que las recubren no son digeribles y la celulosa y los fermentos actúan sobre el intestino como un laxante suave facilitando la eliminación de la materia fecal y ayudando a corregir el estreñimiento.

Es refrescante, tónica, mineralizante y al contener fósforo también ayuda a fortalecer el sistema nervioso.

Produce reacciones alérgicas en muchas personas, debiendo en esos casos abstenerse su consumo o bien comenzar a incorporarlas de a poco, pero nunca mezcladas con otras frutas y lejos de las comidas principales.
Siempre previa consulta con el médico tratante ante cualquier duda.

Es bueno saber que la frutilla o fresa es rica en vitamina C tan importante para nuestro organismo como lo es prevenir los estados gripales, envejecimiento de la piel, debilidad muscular etc. Tomemos en cuenta que 100 gramos de frutillas contienen 60 miligramos de vitamina C y que este valor equivale a 10 veces más que las que contienen las naranjas.

Siendo una fruta rica en hierro es muy bueno su consumo para combatir la anemia, siendo además estimulante del apetito colaborando en ello sus cualidades aromáticas que al actuar sobre el olfato y el gusto estimulan el apetito.

Aportan además cantidades considerables de minerales como calcio, yodo, azufre, sílice, magnesio, bromo y cloro. Es particularmente rica en calcio lo que favorece al sistema óseo sobre todo en la pre y post menopausia.

Y dos condiciones muy interesantes, aporta muy pocas calorías siendo ideal para personas con sobrepeso y por su bajo contenido de azúcares es una fruta permitida para las personas diabéticas. Obviamente comiéndolas solas y en cantidades razonables.

Pero no terminan acá sus virtudes también actúa como crema de belleza natural a nivel del rostro mejorando su aspecto.
Aplicando su pulpa bien pisada sobre la cara y dejándola actuar 10 minutos.
Luego se retira con un algodón humedecido lavándose bien la cara. Esto ayuda a tonificar y a revitalizar la piel.

Por último, algunos detalles que nos ayudan a conservar su sabor.
Comprarlas firmes y sin manchas.
Conservarlas sin lavar en un envase hermético en la heladera hasta el momento de consumirlas.
Lavarlas enteras y con el cabo.

No dejarlas mucho tiempo en el agua porque pierden sabor y nutrientes.

Una vez lavadas quitarles el tallo, prepararlas y servirlas enseguida.
Estando en perfectas condiciones pueden durar hasta 10 días en la heladera.

También se pueden conservar congeladas durante varios meses.
Para congelarlas se lavan con el cabo, se dejan orear y se espolvorean con azúcar.
Se guardan en cajas herméticas.

O bien se licuan y se guardan como jugo.
Se pueden mantener un año congeladas de esta forma.

En fin, solas o acompañadas por cremas de diferentes sabores o en un helado o postre serán siempre la gran tentación de grandes y chicos.